Ver Patagonia 2007 - 23 de enero en un mapa más grande
Parque Nacional Lanín – Junín de los Andes (Neuquén, Argentina)
Distancia recorrida: 30 kmts.
Al mediodía levanté campamento y continué. Antes intenté otra vez centrar un poco la rueda y logré que rodara un poco más libremente, aunque de todas formas seguía dura. El viento en la ruta era muy fuerte y esta vez venía de costado, desde el norte, por lo que me tiraba hacia un costado. Preferí caminar para no arriesgarme a caer sobre el camino.
Ya me estaba quedando sin comida. Lo único que me quedaba era una sopa en polvo que a modo de almuerzo tomé disuelta en agua fría dentro de una botella, para no perder tiempo calentándola. Luego de algunas horas llegué a la ciudad de Junín de los Andes. En una estación de servicio compré un Gatorade y dos barritas de cereal. Al arribar al centro busqué hospedaje, pero los hostels estaban todos llenos, así que terminé en un residencial, de $50 la noche, de habitación privada y baño compartido, aunque no había nadie más que yo en esa vieja casa. Me duché y busqué un cyber para chatear con la familia y responder mails. Luego fui a cenar a un restaurant donde me atiborré con un plato árabe de entrada (puré de garbanzos) y ñoquis de papa con salsa pomarola como plato principal. Volví al residencial con la panza llena y me acosté a dormir, feliz.
Distancia recorrida: 30 kmts.
Al mediodía levanté campamento y continué. Antes intenté otra vez centrar un poco la rueda y logré que rodara un poco más libremente, aunque de todas formas seguía dura. El viento en la ruta era muy fuerte y esta vez venía de costado, desde el norte, por lo que me tiraba hacia un costado. Preferí caminar para no arriesgarme a caer sobre el camino.
Ya me estaba quedando sin comida. Lo único que me quedaba era una sopa en polvo que a modo de almuerzo tomé disuelta en agua fría dentro de una botella, para no perder tiempo calentándola. Luego de algunas horas llegué a la ciudad de Junín de los Andes. En una estación de servicio compré un Gatorade y dos barritas de cereal. Al arribar al centro busqué hospedaje, pero los hostels estaban todos llenos, así que terminé en un residencial, de $50 la noche, de habitación privada y baño compartido, aunque no había nadie más que yo en esa vieja casa. Me duché y busqué un cyber para chatear con la familia y responder mails. Luego fui a cenar a un restaurant donde me atiborré con un plato árabe de entrada (puré de garbanzos) y ñoquis de papa con salsa pomarola como plato principal. Volví al residencial con la panza llena y me acosté a dormir, feliz.
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