Ver Patagonia 2007 - 29 de enero en un mapa más grande
Villa La Angostura – Río Pereyra II (Neuquén, Argentina)
Distancia recorrida: 29 kmts.
Al despertarme fui hasta los baños del camping, donde hay agua caliente en las piletas de lavar la ropa, y me preparé un té. Volví a la carpa y lo acompañé con bizcochitos de salvado. Más adelanté me duché y preparé bien todo para mi partida. El cielo estaba nublado, pero no eran nubes oscuras, por lo que no me preocupé. Al llegar a la YPF me hice otro té y terminé los bizcochitos que me quedaban. Inflé un poco las llantas y seguí. Al rato comenzó a lloviznar. Tapé con una bolsa de nylon el bolsito delantero de la bici y continué. Poco después de cruzar el cruce hacia la Ruta de los Siete Lagos pasó otro ciclista que volvía desde la cordillera. Le pregunté cómo estaba el clima más allá y me dijo “Peor”. Me dije a mí mismo “Ma’ sí, yo voy cabeza de tacho” y seguí nomás.
Yendo hacia Chile por el paso Cardenal Samoré
Después de un par de kilómetros, cuando ya lloviznaba copiosamente, me refugié en un bosquecito al lado de la ruta y comí choclo enlatado y el cuarto de sandía que llevaba encima. Retomé el camino en cuanto amainó un poco el agua del cielo. Comenzaron las cuestas brutales, junto al viento en contra y la molesta lloviznita fría, que no ayudaban en nada en hacerme las cosas un poco más agradables. Después de unas horas el cielo comenzó a despejarse y pude ver el sol. La lluvia cesó completamente. Decidí armar mi carpa a orillas de un río, el Pereyra II. Cené el resto de mis enlatados; acelga y lentejas, y una ensalada de brotes de soja, y me acosté a dormir.
A orillas del río Pereyra II, en plena cordillera
Al despertarme fui hasta los baños del camping, donde hay agua caliente en las piletas de lavar la ropa, y me preparé un té. Volví a la carpa y lo acompañé con bizcochitos de salvado. Más adelanté me duché y preparé bien todo para mi partida. El cielo estaba nublado, pero no eran nubes oscuras, por lo que no me preocupé. Al llegar a la YPF me hice otro té y terminé los bizcochitos que me quedaban. Inflé un poco las llantas y seguí. Al rato comenzó a lloviznar. Tapé con una bolsa de nylon el bolsito delantero de la bici y continué. Poco después de cruzar el cruce hacia la Ruta de los Siete Lagos pasó otro ciclista que volvía desde la cordillera. Le pregunté cómo estaba el clima más allá y me dijo “Peor”. Me dije a mí mismo “Ma’ sí, yo voy cabeza de tacho” y seguí nomás.
Yendo hacia Chile por el paso Cardenal SamoréDespués de un par de kilómetros, cuando ya lloviznaba copiosamente, me refugié en un bosquecito al lado de la ruta y comí choclo enlatado y el cuarto de sandía que llevaba encima. Retomé el camino en cuanto amainó un poco el agua del cielo. Comenzaron las cuestas brutales, junto al viento en contra y la molesta lloviznita fría, que no ayudaban en nada en hacerme las cosas un poco más agradables. Después de unas horas el cielo comenzó a despejarse y pude ver el sol. La lluvia cesó completamente. Decidí armar mi carpa a orillas de un río, el Pereyra II. Cené el resto de mis enlatados; acelga y lentejas, y una ensalada de brotes de soja, y me acosté a dormir.
A orillas del río Pereyra II, en plena cordillera
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