Ver Patagonia 2007 - 31 de enero en un mapa más grande
Parque Nacional Puyehue – Entre Lagos (X Región, Chile)
Distancia recorrida: 60 kmts.
A las 10 de la mañana salí de mi carpa. Lavé los trastos de la noche anterior y comencé a levantar campamento. Anuncié mi retiro en la recepción, donde también compré cuatro panes caseros que comí en el prado, ahuyentando tábanos. 12:30, aproximadamente, comencé a pedalear. Este tramo sería mayormente en bajada, a través de campos sembrados y más vegetación selvática, bajo un sol radiante, pero sin tanto calor, pues soplaba un viento que me obligaba a mantener mi abrigo siempre puesto. Los tábanos se pusieron más molestos que nunca, aunque ninguno llegó a picarme, rondándome constantemente en grupos. De este lado de la cordillera los tábanos son más grandes que en Argentina; negros, con vetas verdes y amarillas. Pronto tuve mi primera vista del lago Puyehue.
Llegando a Entre Lagos
Después de una gran cuesta que hice a pie durante una hora, comenzó el último descenso que me dejaría en el pueblo de Entre Lagos. Lo primero que hice fue buscar una casa de cambio. O los lugareños no sabían dónde estaban parados, o yo no entendía las indicaciones, pero nadie pudo darme directivas claras sobre un lugar donde funcionara el cambio de moneda. Luego de ir de punta a punta del poblado, finalmente encontré un local y cambié 20 euros, de los cuales me dieron 12.000 pesos chilenos. Me dirigí entonces hasta la costa, donde abundan los campings y me metí al primero que vi, uno llamado “Vista Hermosa”. Parecía bonito y el precio era de 1000 pesos chilenos, así que decidí quedarme. Se trataba de una casa donde los viajeros acampaban en el terreno, que daba en el fondo al lago. Armé mi carpa y desensillé mi corcel de hierro. Le pregunté al dueño dónde podría encontrar una bicicletería pero dijo que ya estaría cerrada a esta hora. Me preguntó qué era lo que necesitaba, le comenté que era por un ajuste general y para comprar un adaptador para el pico de la llanta. El hombre me ofreció un que tenía, medio improvisado, y me dio indicaciones para buscar una estación de servicio donde inflar. Dijo que siguiera por la ruta yendo hacia Osorno hasta ver el cartel y eso hice, pero nuevamente las indicaciones fueron inútiles. Cuando estuve fuera de la zona urbana les pregunté a unos paisanos si había por ahí cerca una estación de servicio. “Hasta Osorno no hay nada”, me respondieron. Encolerizado, volví por la ruta. Decidí por intuición doblar en la primera esquina y allí la encontré, a un par de cuadras. Inflé un poco la goma trasera, como pude, pues el “adaptador” de mucho no sirvió, y me dirigí luego al centro, donde hice mis compras en un autoservicio. Adquirí bananas, manzanas, un limón, fideos, frutas secas, mermelada en sachet, papel higiénico, galletitas y un jugo Ades. En el camping compré cinco piezas de pan casero que merendé junto con el dulce. Fui luego a la playita del fondo de la casa y saqué fotos del atardecer.
A orillas del lago Puyehue
Volví después al centro del pueblo, donde me conecté a Internet. Salí del locutorio y me metí a un restaurante, donde cené un plato vegetariano de arvejas, choclo, lechuga, tomate, pepino y arroz. Después volví al camping y me acosté.
A las 10 de la mañana salí de mi carpa. Lavé los trastos de la noche anterior y comencé a levantar campamento. Anuncié mi retiro en la recepción, donde también compré cuatro panes caseros que comí en el prado, ahuyentando tábanos. 12:30, aproximadamente, comencé a pedalear. Este tramo sería mayormente en bajada, a través de campos sembrados y más vegetación selvática, bajo un sol radiante, pero sin tanto calor, pues soplaba un viento que me obligaba a mantener mi abrigo siempre puesto. Los tábanos se pusieron más molestos que nunca, aunque ninguno llegó a picarme, rondándome constantemente en grupos. De este lado de la cordillera los tábanos son más grandes que en Argentina; negros, con vetas verdes y amarillas. Pronto tuve mi primera vista del lago Puyehue.
Llegando a Entre LagosDespués de una gran cuesta que hice a pie durante una hora, comenzó el último descenso que me dejaría en el pueblo de Entre Lagos. Lo primero que hice fue buscar una casa de cambio. O los lugareños no sabían dónde estaban parados, o yo no entendía las indicaciones, pero nadie pudo darme directivas claras sobre un lugar donde funcionara el cambio de moneda. Luego de ir de punta a punta del poblado, finalmente encontré un local y cambié 20 euros, de los cuales me dieron 12.000 pesos chilenos. Me dirigí entonces hasta la costa, donde abundan los campings y me metí al primero que vi, uno llamado “Vista Hermosa”. Parecía bonito y el precio era de 1000 pesos chilenos, así que decidí quedarme. Se trataba de una casa donde los viajeros acampaban en el terreno, que daba en el fondo al lago. Armé mi carpa y desensillé mi corcel de hierro. Le pregunté al dueño dónde podría encontrar una bicicletería pero dijo que ya estaría cerrada a esta hora. Me preguntó qué era lo que necesitaba, le comenté que era por un ajuste general y para comprar un adaptador para el pico de la llanta. El hombre me ofreció un que tenía, medio improvisado, y me dio indicaciones para buscar una estación de servicio donde inflar. Dijo que siguiera por la ruta yendo hacia Osorno hasta ver el cartel y eso hice, pero nuevamente las indicaciones fueron inútiles. Cuando estuve fuera de la zona urbana les pregunté a unos paisanos si había por ahí cerca una estación de servicio. “Hasta Osorno no hay nada”, me respondieron. Encolerizado, volví por la ruta. Decidí por intuición doblar en la primera esquina y allí la encontré, a un par de cuadras. Inflé un poco la goma trasera, como pude, pues el “adaptador” de mucho no sirvió, y me dirigí luego al centro, donde hice mis compras en un autoservicio. Adquirí bananas, manzanas, un limón, fideos, frutas secas, mermelada en sachet, papel higiénico, galletitas y un jugo Ades. En el camping compré cinco piezas de pan casero que merendé junto con el dulce. Fui luego a la playita del fondo de la casa y saqué fotos del atardecer.
A orillas del lago PuyehueVolví después al centro del pueblo, donde me conecté a Internet. Salí del locutorio y me metí a un restaurante, donde cené un plato vegetariano de arvejas, choclo, lechuga, tomate, pepino y arroz. Después volví al camping y me acosté.
No hay comentarios:
Publicar un comentario