Me desperté al mediodía y fui caminando hasta el extremo noroeste de la ciudad. Allí se encuentra la entrada al sendero que lleva al Mirador Bandurrias. Luego de dos horas de ascenso llegué a la cima, tomé un par de fotografías y me dispuse a bajar por el lado este, que me llevó hasta el barrio de Los Altos.
Volví al camping, me bañé y fui a cenar al restaurante naturista, donde la dueña me regaló una vela por haber regresado. Por $22 cené sopa de calabaza y milanesas de soja con papas al natural. Después regresé al camping y me acosté.
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