Patagonia 2007 - 17 de enero

San Martín de los Andes (Neuquén, Argentina) – Pucón (IX Región, Chile)

Me levanté sobresaltado; Había dejado el despertador del celular para que suene a las 4:30 de la madrugada, ya que el micro salía a las 6, pero al parecer, en mi sueño profundo no lo escuché y se me hicieron las 5:30. En tiempo récord y con el corazón en la garganta levanté campamento en quince minutos y salí volando para la terminal. Llegué 6 menos cinco. Le saqué la rueda delantera a la bici y subí al ómnibus. El chofer nos entregó una declaración jurada para pasar la frontera. Recordé que tenía una manzana y dos bananas en la mochila, y como el chofer mencionó algo de una multa, fui al baño y tiré las frutas por las ventanita hacia la ruta. Me corté también el dedo con el cortaplumas por el movimiento del micro. Volví a mi asiento y me hice un vendaje con una servilleta y una bandita elástica, pues el botiquín estaba con el equipaje, en el baúl del micro. Luego de un par de horas llegamos a la aduana del paso Tromén. Mientras esperaba mi trámite me miré el corte. Una alemana me ofreció una curita y me la puse. Más tarde cruzamos al siguiente control aduanero y pasaron todos nuestros bolsos por una máquina de rayos X. Continuamos viaje y en otro par de horas ya estábamos en Pucón. Al bajar, armé la bici, cargué las alforjas y busqué el hostel donde me encontraría con Mariana, el cual estaba sin turistas. Cuando llegué entré y arreglé con la dueña, Christine, que me informó que mi amiga no había aún llegado. Le pregunté sobre restaurantes vegetarianos y en el plano me marcó algunos. Salí entonces dispuesto a almorzar. En la esquina veo una chica sacudiendo los brazos; Era Mariana cargada de bolsos, que recién bajaba de su micro. La acompañé al hostel y decidimos qué habitación tomaríamos. Elegimos una con dos camas en el piso superior. Dejamos las cosas y fuimos a almorzar. Yo comí una cazuela de verduras con ensalada. Como aperitivo nos sirvieron una especie de chimichurri y pan negro. Más tarde volvimos al hostel, nos cambiamos y fuimos a la Playa Grande, que estaba llena de gente. Me metí a nadar al Lago Villarrica un par de veces, pero Mariana no quiso entrar.

Las callles de Pucón

Luego fuimos para el centro y en un bar me tomé un licuado de frutilla y mi amiga comió un tostado. Retornamos al hostel y me preparé unos fideos antes de irme a dormir.

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