Patagonia 2007 - 8 y 9 de enero

Introducción

Un año entero había pasado luego de mi experiencia inicial en cicloturismo y la idea de hacer una ruta por el sur argentino y chileno germinó todo ese tiempo en mi cabeza. Luego de leer más relatos de otros ciclistas, ver muchas fotos, conversar con viajeros, mochileros, el fuego creció dentro de mí y se hizo ansiedad; Me conseguí un trabajo para ahorrar y pagarme todo lo necesario; equipamiento, indumentaria, pasajes; Luego, renuncié (sino me daban 15 días de vacaciones y yo necesitaría más de un mes). Mi idea inicial era ir en tren hasta Zapala (Neuquén), y partir de allí en dirección sur por la Ruta de los Siete Lagos, cruzando hacia Chile por el paso Cardenal Samoré (Neuquén) y volviendo por el paso Río Manso (Río Negro), para luego subir hasta Bariloche. La ruta final fue un poco diferente, extendiéndose varios cientos de kilómetros más hacia el sur. En total terminé haciendo 2000 kilómetros en bicicleta, a lo largo de 40 días, cruzando tres veces la cordillera de los Andes. Otros 10 días fueron de paseo a pie. El plan de ir en tren resultó inapropiado; La línea hacia Zapala no existía más, sólo a Bariloche y era muy irregular y tardaba mucho en llegar, así que opté por ir en micro directamente, a San Martín de los Andes (Neuquén).

8 y 9 de enero: De Buenos Aires a San Martín de los Andes en micro

La noche anterior a mi partida me quedé terminando de organizar las cosas hasta tarde; principalmente mapas e información sobre los lugares que visitaría. Terminé durmiendo tres horas. Me levanté temprano y continué con los preparativos. Mi padre me ayudó a pegar y emparchar una lona que compré como cubretecho para la carpa, la cual tenía muchas goteras. Cuando todo estuvo listo subimos las cosas al auto y partimos en dirección a la terminal de Retiro. En la sección de encomiendas embalaron mi bicicleta por 10 pesos y de paso la pesaron (15 kilos, sin equipaje). Viajé en el primer piso del micro, adelante de todo, como a mí me gusta; Tiene la mejor vista, y los que ahí se sientan son los que llegan primero… aunque en caso de accidente, es muerte segura. Bajó el sol, el micro atravesaba pueblos en la oscuridad y poco pude dormir gracias a unos insoportables que tocaban la guitarra y cantaban atrás mío. Al día siguiente dormité un rato hasta Cultral-Có, donde me despabilé completamente (a propósito, pues quería ver el pueblo, que desde el Google Earth parecía inhóspito). El tramo Cultral-Có a Zapala fue un tanto aburrido, pero a partir de Zapala comencé a prestar mayor atención, imaginando cómo habría sido haber hecho ese camino en bici, como lo tenía planeado inicialmente. El paisaje era cada vez más impresionante; muchas grandes montañas lejanas y cuestas en descenso. Pasamos luego por Junín de los Andes y pronto arribaríamos a San Martín de los Andes, a las 17:30 horas, dos horas más tarde de lo previsto. Desde arriba del micro pude ver a Mariana, una amiga de Buenos Aires que también andaba viajando por esos lados, y con la que había quedado encontrarme en la terminal. Bajé rápidamente y en seguida sonrió y vino a recibirme con un abrazo. Llevé mis cosas a un rincón y me puse a armar la bici y desempacar todo lo demás. Partimos inmediatamente hacia el hostel Rulkahue, que quedaba a tres cuadras de la terminal, donde me hospedé por 28 pesos. Guardamos ahí mis bolsos en los lockers, me puse mi malla y con mi amiga fuimos a las orillas del lago Lácar, donde pude jugar con unos amistosos perros y darme un refrescante chapuzón. Era el único en el agua, en realidad; En la playa todos abrigados y achuchados (incluyendo a Mariana) y yo nadando y haciendo la plancha como si nada; sucede que en verano a la tarde el agua se torna bastante templada, y pese a que estaba nublado, no era tan fría. Cuando salí paseamos por el puerto, el resto del pueblo y luego al supermercado donde compré fideos y salsa para la cena. Quedamos en levantarnos temprano para pasar el día en la playa de Quila-Quina, del otro lado del lago Lácar.

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